El acné es uno de los problemas de la piel más comunes entre la población, especialmente en la adolescencia ya que se debe a factores hormonales. Sin embargo, es algo que, más allá de los brotes que pueda generar, también tiene otros efectos secundarios como son las manchas o cicatrices provocadas por los granitos.

En estos casos, siempre es recomendable acudir a un especialista de la piel, como los dermatólogos, que puedan diagnosticar y aconsejar el tratamiento adecuado para acabar con las indeseadas marcas. Desde los peelings hasta los tratamientos orales, ahora se les suma un nuevo método: el láser, un tratamiento que acelera el proceso de curación y reduce la posibilidad de desarrollar una nueva inflamación.

El láser es un método que se puede usar en el acné activo como complemento a los tratamientos médicos para desinflamar de forma más rápida las lesiones de tipo inflamatorio del acné. También se puede utilizar como tratamiento único en los pacientes en los que se puede dar tratamiento médico oral porque existe alguna contradicción médica.

Cómo y cuándo realizar el método láser

El método láser es un tratamiento que consiste en realizar un daño profundo de la piel que elimine los tractos fibrosos que se hayan podido crear y que forman esas cicatrices deprimidas y profundas. Así hacen que esa piel vuelva a estar un poquito más lisa. Además, al provocar ese daño profundo, lo que se hace es estimular la reparación de la piel y, con ello, la formación de nuevo colágeno que va a rellenar esas cicatrices profundas para alisar de nuevo la piel.

“Es un proceso que dura unos meses, es decir, una vez realizamos el daño con el láser, no esperamos obtener un resultado hasta que no pasan 2 o 3 meses. Y a partir de ahí, hasta el año de tratamiento, es cuando se va a sintetizar ese nuevo colágeno que va a realizar una mejoría bastante aparente de las lesiones cicatriciales del acné”, explican desde ENEA Clínica. “Realmente, durante el primer mes ya se experimenta una pequeña mejoría, que no es real como tal sino que es fruto del edema provocado por la inflamación que aparece durante las primeras semanas después del tratamiento”.

 Es un tratamiento que, gracias a la aplicación previa de un anestésico tópico, como el EMLA o alguno formulado, y a la aplicación de frío local durante la sesión, eso hace que se tolere perfectamente y no exista prácticamente dolor, tan solo una mínima molestia. En cuanto a las sesiones a realizar, eso siempre depende del tratamiento y del tipo de cicatrices que tenga. Normalmente, tal y como explican desde ENEA Clínica, se suelen realizar tres sesiones al año de cicatrices aproximadamente.

Tratamiento y prevención

“El método láser es un proceso que depende de múltiples factores y actualmente no existe ahora mismo ningún tratamiento con láser que prevenga la aparición de lesiones. Es decir, en el momento que aparezcan, se deben tratar con tratamientos médico, dispositivos láser, peelings… Todo lo que tengamos en nuestra mano para frenarlo cuanto antes y que deje las mínimas secuelas posibles en forma de cicatrices”, afirman desde el equipo médico de ENEA Clínica.

Si lo que queremos es tratar las cicatrices del acné, para ello hay que esperar siempre a que este deje de estar activo ya que en ese caso el propio tratamiento láser podría provocar un nuevo brote. El láser se podría realizar en el momento en el que se tenga el acné controlado durante tres meses, que no haya habido lesiones activas durante los últimos tres meses.

La importancia de la recuperación

No solo es importante el tratamiento como tal y es que la recuperación es otro aspecto fundamental en la eliminación y prevención del acné. Tras las sesiones de láser, se deben usar cremas regeneradoras y reparadoras que nos ayuden a recuperar la piel y a regenerarla tras esa agresión o el daño controlado que se genera durante la sesión del láser. Además, la protección solar será imprescindible durante todo el mes siguiente para evitar que aparezcan manchas solares en las zonas tratadas.

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