No es un regalo, es una obra de arte envuelta como un regalo y es esa manera de envolver y ese brillo en el papel y ese enmarcado y esa galería la que posiblemente le de el “touch” de pieza de arte.
Obras como estas las vemos todos los años varias veces una en Navidades y el otro el día de nuestro cumpleaños. Esa es la magia del arte, estamos rodeados de ello pero se nos pasa desapercibido hasta que alguien como Yrjö Edelman nos vuelve abrir los ojos. ¡Gracias Yrjö!